“Mientras examinaba con toda naturalidad cada foto, nada en él indicaba lo tímido que se había mostrado ante cualquier indicio de desnudo, o lo avergonzado que se había sentido de adolescente debido a los sueños eróticos que había tenido en el dormitorio infantil de su puritano hogar. Ahora, un próspero director de una revista orientada al sexo, separado de su mujer, y durmiendo con dos de sus jóvenes empleadas, el erotismo fantasioso de Hugh Hefner se había hecho realidad. La revista que él creara le había vuelto a crear a él mismo.
Prácticamente vivía entre las paginas satinadas; dormía en
un pequeño dormitorio detrás de su despacho, y trabajaba día y noche en el
diseño y el color, las ilustraciones y los pies de foto, la realidad y la
ficción, leyendo con sumo cuidado cada línea, del mismo modo que ahora examinaba
meticulosamente y con una lente de aumento las fotografías de Diane Webber”
A mediados del último verano me hice con La mujer de tu prójimo de Gay Talese,
una obra maestra sobre la revolución sexual del s.XX: periodismo literario fino
para degustar lentamente, un sólido edificio con mil ventanas a las que
asomarse. Por eso, quiero prestar atención a algunas de las vistas que nos
ofrece Talese conforme avance en la lectura. Para empezar, hoy, descubro a Diane Webber, chica Playboy dos veces durante los años 1955 y 1956.
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