Vale, sí, siempre acabo abandonando todos los blogs. Creo que esta vez va en serio, por primera vez he sentido los miedos e inquietudes que no sabía que se sentían cuando uno quiere empezar a publicar de verdad. Después de varios días dando la vara a amigos y familiares con la vuelta a este espacio digital, decido arrancar.
Atrás queda el ego-blog, esa etapa tan necesaria y odiada a partes iguales para llegar a este punto en el que uno se plantea qué quiere proyectar con cada uno de los posts que configuren este nuevo proyecto. Una cosa queda clara: este va a ser el blog que menos hablará de mí de forma directa, pero el que más dirá de quién soy. Pretendo, pieza a pieza, configurar un puzzle que descubra mis obsesiones, gustos e inspiración personal, un mundo ecléctico y desconocido –a veces hasta para mí-.
Con el objetivo de desarrollar todo esto, divido este espacio en dos apartados. El primero, en el que hablaré de televisión y el segundo, en el que rendiré culto a aquellas personas, obras de arte, objetos o sucesos que configuran y completan poco a poco un pequeño altar personal.
Ya no valen excusas, ni falta de inspiración. Esta es una de aquellas veces en los que uno llega –o vuelve- para quedarse. (o eso espero)
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